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«Acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros»

Carlos Fernández Liria
«Acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros»
IROEL SÁNCHEZ

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Se trata de uno de los más importantes galardones que a nivel internacional se otorgan por obra publicada, pero como dice el entrevistado «la noticia del Premio no ha salido en ningún medio de comunicación español, pese a que es un premio internacional de ensayo (con una dotación que es el doble de la que entrega nuestro innombrable Príncipe de Asturias con sus afamados galardones) que, después de todo, ha sido otorgado a dos profesores universitarios españoles.» En esta entrevista, Carlos aborda el porqué de ese silencio, los contenidos y propósitos de su trabajo intelectual, así como su relación con la más candente actualidad.

Acabas de ganar en Venezuela -junto a Luis Alegre, por el libro El orden de El Capital– el Premio Libertador al pensamiento crítico que quizá sea el más importante galardón que se otorga a la producción intelectual de izquierda en habla española y que han obtenido pensadores tan prestigiosos como István Mészároz, ¿Qué lectura haces de este hecho y cómo piensas que contribuya a la divulgación de las tesis que has venido defendiendo a lo largo de toda tu obra?

-Luis y yo estamos muy agradecidos. Por supuesto al gobierno venezolano, al ministro de cultura y al presidente Chávez, quien creó este premio que permite al pensamiento crítico y de izquierdas ser reconocido rompiendo con la hegemonía cultural del neoliberalismo. También estamos muy reconocidos a Atilio Borón, al que no conocemos, pero al que admiramos muchísimo, y a todos los otros miembros del jurado.

Queremos dar las gracias especialmente a Farruco Sesto y Carmen Bohorquez, porque desde hace años nos han honrado con su confianza. Como tú dices, lo mejor del premio es que así el libro tendrá una mayor difusión. Nuestra esperanza es que eso sirva para aportar un grano de arena en las luchas que vamos a tener que afrontar en los próximos tiempos, que yo creo que van a ser muy duras.

Lo que tenemos por delante, a nivel mundial, es una batalla frontal con el capitalismo. En los próximos veinte años no vamos a tener opción. Eso de «socialismo o muerte» va a cobrar un nuevo sentido, porque o acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros. Mira lo de Japón, por ejemplo. Si la ola del tsunami hubiera sido diez metros más alta o el terremoto un punto más fuerte (¿y por qué no habría de haber sido así?), una docena de reactores nucleares se habrían fundido y habría sido el fin para decenas de millones de personas. Habría sido necesario desalojar Japón. Estamos sentados sobre un polvorín controlado por dementes y criminales. ¿Quiénes son esos a los que llaman «mercados»? En cualquier caso, están locos, juegan a la ruleta rusa con el planeta, sacrifican poblaciones enteras, cambian de opinión a cada minuto, hundiendo y salvando países como quien juega a los barcos. Nunca hubo dictadores más sordos y más dementes. Ni Calígula, ni Nerón estaban tan chiflados. Y ni mucho menos tenían tanto poder.

En varios de tus libros, tanto en solitario como junto a Luis, —y este no parece ser una excepción- has venido insistiendo en el análisis crítico del concepto de ciudadanía, la subversión de lo que se entiende tradicionalmente como «Estado de Derecho», y tratando de demostrar la imposibilidad de su realización bajo el capitalismo. Ahora lo haces desde el análisis de la obra más estudiada de Marx —El Capital-: ¿Qué cambia o se profundiza en este libro con respecto a tus trabajos a anteriores?

-Las tesis que hemos mantenido insistentemente Luis Alegre y yo en todas nuestras publicaciones anteriores no necesitaban, me parece, de mayor aclaración. Nos hemos empeñado en demostrar que la democracia y el estado de derecho son impracticables bajo condiciones capitalistas de producción, y que, en cambio, serían perfectamente asumibles bajo unas condiciones socialistas. Esto implicaba, además, que los comunistas no teníamos por qué inventar nada nuevo ni mejor respecto a los conceptos de la tradición republicana y del pensamiento de la Ilustración. Todo lo contrario, lo que tenemos que hacer es reivindicar como propios los conceptos de «ciudadanía» y de «estado de derecho», en lugar de regalárselos al enemigo como si se tratase de escoria burguesa destinada a ser superada por la historia.

Todo esto lo habíamos repetido ya en diversos formatos, procurando ser lo más pedagógicos posible. Pero faltaba algo muy importante por hacer: demostrar que esas tesis eran compatibles con Marx. Y para ello era preciso leer a Marx y proporcionar una interpretación rigurosa de su obra. Nos ha llevado quince años lograrlo. Pero creemos haber demostrado que se entiende mucho mejor El Capital si lo integramos en la tradición de la Ilustración y el pensamiento republicano, que si lo encorsetamos en los moldes de la escolástica marxista. Y que, además, el resultado es mucho más útil para entender el desastre humano al que estamos abocados bajo el capitalismo.

En su evaluación del libro el jurado que lo premió aprecia que con «propósitos transformadores explícitos emprende una reinterpretación de la teoría crítica del capitalismo, en consonancia con los desafíos de un mundo que se complejiza, agravando y sofisticando sus contradicciones». La implicación en los procesos revolucionarios como los de Venezuela –Comprender Venezuela, pensar la Democracia. El colapso moral de los intelectuales occidentales, escrito también con Luis Alegre– o Cuba —Cuba, la Ilustración y el socialismo, junto a Santiago Alba- ha sido una constante en tu trabajo, ejerces una cátedra universitaria y colaboras con publicaciones alternativas como Rebelión, ¿Cómo ves esa relación entre la producción de un pensamiento riguroso teóricamente como ocurre con El orden de El Capital y la acción política concreta tan urgente en nuestros días?

-Cuando lo que se trata de entender teóricamente es algo así como el capitalismo es imposible permanecer indiferente. Si los triángulos rectángulos consistieran en una injusticia monstruosa, si el cuadrado de la hipotenusa no lograra ser la suma de los cuadrados de los catetos más que a fuerza de condenar a la miseria a la mitad de la población mundial y de llevar el planeta hacia un suicidio ecológico y humano, los profesores de matemáticas tendrían muchas inclinaciones subversivas y la matemática habría sido una ciencia tan perseguida y censurada como la obra de Marx entre los economistas. Cuanto más entendemos lo que es el capitalismo, más monstruoso nos parece. Y entonces, es imposible permanecer de brazos cruzados.

Tu trabajo en los años ochenta en un programa de televisión que ha devenido un clásico del imaginario audiovisual español, La bola de cristal, o un libro como Educación para la ciudadanía —con un gran peso gráfico- revelan tu interés por comunicar del modo más atractivo y contemporáneo posible las herramientas para el análisis crítico a las generaciones más jóvenes ¿Cómo piensas que pudieran aprovecharse espacios comoInternet en esa dirección?

-Lo que está ocurriendo en Internet es una revolución inusitada. Dentro de poco, la televisión, el medio que ha sido el instrumento más poderoso de control ideológico en la historia de la humanidad (más todavía que la Iglesia, por ejemplo), se habrá convertido en una antigualla, en un cachivache doméstico, como las máquinas de coser o de escribir. La gente joven ya no se informa por la televisión, ni siquiera se divierte con ella; su mundo está en Internet. Esto abre posibilidades inconmensurables a la lucha revolucionaria. Las revoluciones árabes y el 15M español lo están demostrando.

A pesar de tener una sólida obra publicada y ejercer la docencia en una de las universidades más importantes de tu país has sufrido en varias ocasiones la censura de los medios de comunicación ¿Este premio ha cambiado algo en ese sentido?

-Mira, eso es lo de menos, pero la noticia del Premio no ha salido en ningún medio de comunicación español, pese a que es un premio internacional de ensayo (con una dotación que es el doble de la que entrega nuestro innombrable príncipe de Asturias con sus afamados galardones) que, después de todo, ha sido otorgado a dos profesores universitarios españoles. No se trata de censura, sino del algo mucho peor: los medios están secuestrados por sus propietarios, que son inmensas corporaciones económicas que no miran más que por sus intereses. No existen medios verdaderamente públicos que escapen esta realidad. Aquí no hay más libertad de expresión que la que se pueden pagar algunos multimillonarios.

Recientemente decías que «el capitalismo ya no se puede permitir, ni siquiera, una sociedad que se pueda llamar tal» y concluías que «después del verano, se comprobará que la llamada ´spanish revolution´ no ha hecho más que comenzar», algunas semanas después de esa afirmación ratificas ese análisis, ¿por qué?

-Estamos en un callejón sin salida, así es que no puede ser de otro modo. Eso no quiere decir que vayamos a ganar las batallas que se avecinan, pero no me cabe duda de que los pueblos van a plantar cara. Ya todo el mundo reconoce que lo que está ocurriendo económicamente en el planeta es pura y simple lucha de clases. Los primeros en reconocerlo han sido, como dijo el magnate Warren Buffet, «los que van ganando», los ricos, los poderosos, los propios especuladores que están llevando el mundo al desastre al mismo tiempo que ganan más y más dinero.

El gran economista de Wall Street, Michael Hudson, lo lleva también repitiendo sin cesar: lo que está ocuriendo se llama lucha de clases, nada más que lucha de clases. Y las clases bajas y medias están recibiendo una soberana paliza. Pero va a haber reacción. En Grecia están plantando cara. En los países árabes, en Latinoamérica, en Islandia, en Portugal… En España, el movimiento 15M es imprevisible y, por ahora, no ha cesado de crecer. Me reafirmo en que el próximo otoño nos va a traer muchas sorpresas.

 

Carlos Fernández Liria (Zaragoza, 1959) Filósofo, escritor, guionista, ensayista y profesor de filosofía Profesor Titular de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, en el Departamento de Metafísica y Teoría del conocimiento. Durante los años ochenta trabajó como guionista televisivo, destacando su participación en el programa La bola de cristal. Además de su labor docente como profesor de filosofía ha publicado varios libros de ensayo —difundidos en España y América Latina- sobre disciplinas como filosofía, antropología y política, además de colaborar en varias revistas y medios de comunicación como GaraPúblico, la revistaArchipiélago, entre otros.

 

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Fuente: EXCLUSIVO, 
07/07/11

Carrillo: «Este mundo hay que cambiarlo y no hay tiempo que perder»

Carrillo: «Este mundo hay que cambiarlo y no hay tiempo que perder»

El histórico dirigente comunista apoya sin ambages el movimiento 15-M

 Madrid 5 JUL 2011 –
  • El luchador curtido en mil batallas empuñó el micrófono y se hizo el silencio.

Los jóvenes indignados aguzaron el oído. “Este mundo hay que cambiarlo, esta sociedad hay que cambiarla, y no hay tiempo que perder”. Sucedió ayer, en Madrid. Santiago Carrillo convirtió su asistencia a la presentación del libro No nos representan, de Pilar Velasco, en un alegato vibrante a favor del movimiento 15-M.

A sus 96 años, el veterano político llegó a convertir sus palabras en algo que se asemejó a una plegaria. Pidió a los indignados que les dejara ser parte de ellos. Contó que durante los primeros compases de las movilizaciones prefirió no asomar la cabeza para no interferir.

Pero anunció que esa etapa ha pasado, que ahora quiere ser uno de ellos, sumarse, opinar; y dio algunos consejos a los jóvenes que quieren cambiar el sistema: “La batalla va a ser larga, y vamos a tener que seguir dándola en la calle”, dijo. “El final debe ser un cambio importante del sistema político y económico.

La pregunta es: ¿Tenemos fuelle, voluntad, coraje para ir hasta el fin y enfrentarnos a todos los obstáculos que los poderes van a ponernos?”. Recomendó a los jóvenes que perseveraran en la lucha: “Ánimo, resistencia y valor”.

¿Tenemos fuelle, voluntad, coraje para enfrentarnos a todos los obstáculos que los poderes van a ponernos?

Las palabras de Carrillo fueron el cierre de la presentación de No nos representan, libro que quiere ser una suerte de manifiesto de los indignados.

Desde los primeros días de las movilizaciones, la periodista Pilar Velasco fue recogiendo las propuestas de las distintas acampadas, accediendo a las actas de las comisiones, trabajando estrechamente con miembros del movimiento para poner negro sobre blanco las principales reivindicaciones de los indignados.

A lo largo de sus 79 páginas, la autora va desgranando el espíritu del movimiento en torno a 25 propuestas, entre las que se encuentran la reforma electoral, la efectiva separación de poderes, la apuesta por una banca ética, el fin de los privilegios de la clase política y la necesidad de una mayor transparencia.

Inés Sabanés, recién incorporada a la formación eco socialdemócrata Equo, Leire Iglesias, del PSOE, y el periodista Juan Ramón Lucas arroparon a la periodista en la presentación de su libro, que edita Temas de hoy.

Dos miembros de Democracia Real Ya, Aida Sánchez y Jon Aguirre Such, respaldaron el lanzamiento. Santiago Carrillo, que empezó su intervención asegurando que los recortes que se están implementando van a suponer retrocesos de un siglo en las conquistas de los trabajadores, fue crítico con el gobierno de Zapatero y abogó por el fin de la barra libre para las instituciones financieras.

“El sistema financiero debería ser objeto de un profundo cambio”, sostuvo, “habría que convertirlo en un servicio público”.

Diez razones para no faltar al #19J por Carlos Carretero

Diez razones para no faltar al #19J

18 jun 2011

Se ha iniciado un deslizamiento firme, pacífico y esencialmente democrático para traducir la indignación ciudadana en vectores de cambio hacia un sistema más justo, más solidario, con menores diferencias y que permita que cada ciudadan@ tengo derechos eficaces para acceder a la felicidad. Y este movimiento, que está amenazado por poderosos intereses, no podemos permitir que retroceda y menos aún que se trunque.

Quiero manifestar las diez razones que a mi entender nos convocan a las manifestaciones de mañana a las que creo que no tenemos derecho a dejar de asistir aunque sea por un compromiso elemental de ciudadanía.

Primera: El sistema del estado de bienestar está al borde del precipicio, sin que los partidos políticos establecidos, los sindicatos y las instituciones de nuestro sistema democrático estén dispuestos a arriesgar nada para impedirlo: sólo la acción ciudadana pacífica, decidida, valiente y constante puede impedir ese derrumbe.

Segunda: Es el momento imprescindible para una enorme demostración de fuerza pacífica, democrática, transversal, basada en la igualdad de tod@s los ciudadan@s, que evidencie que este no es un movimiento pasajero y que todos los intentos de desacreditarlo son baldíos.

Tercera: La demostración de fuerza del 19# debe ser la palanca para un salto cualitativo en la formulación de propuestas realizables. De una hoja de ruta cuya estación término sea alcanzar cuotas de poder y de influencia que permitan poner en marcha el ambicioso plan de reformas de nuestro sistema de convivencia; que frene la inercia –que hoy parece imparable- hacia la injusticia, la marginación de los débiles y el abuso de los poderosos.

Cuarta: Porque los partidos políticos, las instituciones y  los medios de comunicación deben ver la fuerza de este movimiento como una reto pacífico para sus intereses particulares y les obligue a definir si se quieren poner enfrente de este movimiento o quieren caminar hacia la transparencia, la profundización de la democracia –incluida la democracia económica- y una sociedad en donde la delegación de poder no sea un cheque en blanco para que una clase política -alejada de la realidad- haga lo contrario de lo que quieren sus electores en muchos casos.

Quinta: Porque los partidos, los sindicatos, las instituciones de representación y los poderes financieros tienen que entender que se ha acabado el tiempo en que la tecnología de la democracia sirva para lo contrario de para lo que se creo este sistema de representación. No podemos consentir que la democracia se haya convertido, en muchos casos, en la coartada para que quienes manejan las instituciones hagan lo contrario de lo que quieren sus representados, protegidos por un sistema de elección que impide el control de los dirigentes.

Sexta: La Unión Europea, como el sueño de igualdad de todos los ciudadanos del viejo continente, se está hundiendo. Hace falta un revulsivo continental para obligar a un giro radical a la dirección política de la UE para recuperar sus raíces y las razones que impulsaron su creación.

Séptima: Porque hay que detener la primacía de los mercados sobre la sociedad civil y la soberanía de las sociedades; poner límite a la obscena auto retribución de los grandes ejecutivos que han sustituido la propiedad por la administración egoísta de unas empresas que ni siquiera les pertenecen. Limitar el abanico salarial es un objetivo sin el cual no puede haber democracia económica. Controlar los poderes financieros, una opción inaplazable.

Octava: Porque es necesaria una nueva vertebración de la sociedad democrática, con formas complementarias de representación e intervención en la vida social y política que permita a los ciudadanos el verdadero control de sus representantes. Los partidos deben entender que los cambios producidos en las tecnologías ya no les permiten secuestrar la voluntad de sus militantes ni sus electores. Su pervivencia dependerá de que se adapten a los cambios de esta sociedad.

Novena: Porque los más débiles se están quedando sin protección. Y los adelantos médicos que prolongan la vida no se traducen en mantener por encima de todo el bienestar, la dignidad y la esperanza de nuestros mayores.

Décima: Porque la Igualdad que teóricamente está garantizada por la ley no está presente en quienes dictan las normas de convivencia para su realización práctica. Tod@s debemos ser iguales en la vida cotidiana, en la vida institucional y en la realización de nuestros sueños.

Por todas estas razones y muchas más que no puedo sintetizar porque forman partes de los sueños legítimos de millones de personas, considero imprescindible asistir mañana a una enorme demostración de fuerza pacífica que además frene de raíz los intentos de desprestigiar nuestros anhelos.

 

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